Después de pasar los días más amargos de mi vida, cuando tuve que desplazarme a Ipiales tras del accidente de avión en el que se trasladaba mi hermana Chusa desde Quito a Cali, y regresar con sus cenizas a España, su país natal, el sentido de la vida tomo un giro de 180 grados para mí.
Pasadas unas semanas y después de reposar todo ese carrusel de sentimientos, mi pensamiento me empujaba a crear una ONG., para poder dar lo mejor de mí y en cierto modo continuar con la línea de vida en la entrega hacia los demás de Chusa.
Desde ese momento elegí el nombre que llevaría esa futura ONG., y ese nombre no es otro que el que surgió de los sentimientos familiares hacia la figura de nuestra Chusa y éste no podía ser otro que “Colibrí del Mundo”.
Muchos años desde entonces, pero ha llegado el momento de afrontar este nuevo reto.